El papa Francisco afirmó este jueves que quiere que los curas que hayan sido condenados por pedofilia no puedan apelar su condena en el marco del derecho canónico, y además no está dispuesto a concederles ningún tipo de perdón.
El papa argentino hizo estas declaraciones ante la comisión de expertos que creó para luchar contra la pedofilia, en un discurso improvisado en italiano. La Santa Sede publicó luego un texto más comedido, en español, y precisó que esa sería la versión que será archivada oficialmente.
"El abuso de un menor, si hay pruebas, es suficiente para denegar una apelación. Si hay pruebas, la sentencia es definitiva", aseguró el papa en su discurso improvisado.
Jorge Bergoglio hizo esta advertencia mientras explicaba los procedimientos canónicos del Vaticano contra los religiosos acusados de pedofilia en el mundo entero, independientemente de una posible investigación criminal en el país donde ocurrieran los abusos. Oficialmente la pena máxima en derecho canónico para los curas acusados de pedofilia es la pérdida de su estatuto religioso.
"Y si hay una petición de perdón dirigida al papa, yo en el caso de esos crímenes no firmaré nada", aseguró. "En un solo caso escuché los argumentos de un obispo, el de Cremona (cerca de Mián) que quería retirar de todos sus cargos a un cura culpable, pero no su estatuto clerical. Ante las dos posibilidades escogí la más benévola. Pero dos años después volvió a hacerlo.
Es la única vez en la que me he equivocado, y aprendí la lección" declaró el pontífice argentino. El papa reconoció que la Iglesia católica ha tardado en reaccionar ante el escándalo de la pedofilia. Dos exvíctimas que formaban parte de la comisión que creó el pontífice formularon duras críticas al respecto. "Los medios para resolver el problema llegan también tarde. Es una realidad, el viejo método de desplazar de una diócesis a otra (a los curas pedófilos) ha endormecido las conciencias", reconoció el pontífice.
En el discurso oficial en español, el papa explicó que "el abuso sexual es un pecado horrible, completamente opuesto y en contradicción con lo que Cristo y la Iglesia nos enseñan". "Las medidas disciplinarias que las iglesias particulares han adoptado deben aplicarse a todos los que trabajan en las instituciones de la Iglesia. Sin embargo, la responsabilidad primordial es de los obispos, sacerdotes y religiosos", añadió.
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