Niños y adolescentes del residencial Los Rosales, donde está ubicada la parroquia Santa Cecilia y la casa curial donde residía el sacerdote Elvin Taveras Durán, acusado del asesinato de un adolescente, recibieron “chalacas” del religioso y, a veces, dinero.
Carla, madre de dos niños, reveló que el sacerdote no solo entregó a sus hijos chalacas, también dinero, lo que provocó que se pusiera en alerta.
“No me molesté cuando le dieron las chalacas, pero cuando esos niños de siete y nueve años llegaron aquí con más dinero del que le había dado y me dijeron que fue el padre que se los dio, me molesté y fui a devolverlo”, dijo.
Precisó que le prohibió al sacerdote Taveras Durán entregar chalacas y dinero a sus hijos, porque “ese sacerdote nunca me pareció confiable”.
“El padre de las chalacas”, como le llamaban los niños y adolescentes en el residencial Los Rosales al sacerdote Taveras Durán, no resultaba confiable para muchos de los padres de los menores de edad que recibieron esos dulces, por lo que mandaban a devolverlas y en otros casos, iban donde el religioso y el prohibían la iniciativa.
“Ese sacerdote nunca me pareció confiable. Eso de andar siempre con gafas negras me resultaba muy extraño. Casi nunca saludaba, y cuando lo hacía no miraba a los ojos”, revela Juan, quien desde que se dio cuenta que el sacerdote le entregó chalacas a su hijo, fue a la casa curial y se lo prohibió.
El sacerdote Elvin Taveras Durán es acusado de abusar sexualmente durante varios años del adolescente Fernelis Carrión, de 16 años, y de asesinarlo después de una discusión.
Por las acusaciones le fue dictado un año de prisión preventiva en la cárcel de Najayo.
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