Anhedonia

Autora Lavinia Del Villar Jorge

¿Has perdido el interés por cosas que antes disfrutabas? ¿Nada te apetece? ¿Prefieres quedarte en casa en vez de salir con tus amigos? ¿Ya no te interesa viajar? ¿Ya no te gusta como antes celebrar tu cumpleaños en casa? ¿Te falta vitalidad? ¿No te llama la atención el sexo? ¿Todo te da lo mismo?

¡Cuidado! A lo mejor estás padeciendo de Anhedonia, que no es más que la incapacidad de experimentar placer por las actividades que antes disfrutabas.

Si notamos que no nos interesan las cosas que antes nos parecían placenteras como ejercicios, hobbies, actividades sexuales, interacciones sociales, etc., es posible que nos aqueje esta inhabilidad que fue definida en 1986 por Ribot, al escribir sobre la psicología de los sentimientos.

La Anhedonia se puede presentar como Motivacional, que es falta de motivación para realizar actividades que antes nos gustaban, o Consumatoria, que es falta de disfrutar la realización de la actividad. Existe la Anhedonia Física cuando no sentimos placer ante los estímulos físicos como tacto, comida, sexo, etc., y la Social cuando no disfrutamos el trato con la gente, como recibir visitas, asistir a reuniones sociales, viajar, etc.

En algunos casos la Anhedonia se puede dar por la preocupación producida por difíciles situaciones laborales, económicas, sentimentales, familiares, etc.,  aunque también  puede ser un síntoma indicador de esquizofrenia, adicción a drogas, especialmente durante el período de abstinencia, depresión, trastorno de ansiedad, efecto secundario de alguna medicación, demencia, principalmente en caso de Alzheimer, trastorno de personalidad, entre otras.

Independiente de las causas o de la forma de esta condición, pienso que el camino del envejecimiento, como resultado del proceso degenerativo y traumático, trae consigo todas estas inapetencias físicas y mentales, pero también creo que si nos rodeamos de grupos de amigos, que nos motiven a disfrutar la vida realizando actividades divertidas y gozosas, podremos alejar de nosotros la Anhedonia, que si se lo permitimos, termina consumiéndonos en tristeza y soledad.