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jueves, 24 de noviembre de 2016

Dura batalla por el nombramiento del próximo secretario de Estado de EEUU

EL PUESTO ESTRATÉGICO DE SECRETARIO DE ESTADO DESPIERTA UNA INTENSA PUJA POLÍTICA POR LA SUCESIÓN DEL DEMÓCRATA JOHN KERRY

                    
AFP
Washington
La incertidumbre se mantiene sobre el nombramiento del próximo secretario de Estado estadounidense, dado que quienes apoyan fervientemente al presidente electo, Donald Trump, se niegan a que sea el republicano moderado Mitt Romney.

Tercera persona más importante del Estado, según el protocolo, el puesto estratégico de secretario de Estado despierta una intensa puja política por la sucesión del demócrata John Kerry.
El departamento de Estado cuenta con 70.000 empleados que manejan la red diplomática y consular más importante del planeta.

Según el diario The New York Times, que cita fuentes del equipo de transición, el entorno de Trump de divide entre quienes favorecen al exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani o al candidato republicano que perdió en la presidencial de 2012, Mitt Romney, rival del millonario durante la campaña presidencial.

- ¿Qué postura ante Rusia ?
Giuliani, que desde el primer momento apoyó a Trump pero no tiene experiencia en política exterior, expresó desde el principio su deseo de dirigir la diplomacia de la primera potencia mundial.
Exfiscal y mundialmente conocido tras su gestión como alcalde de Nueva York entre 1994 y 2001, 'Rudy' Giuliani, de 72 años, considera incluso que este puesto debería ser naturalmente para él, según el NYT.

Frente a él está Romney, de 69 años, un republicano moderado y derrotado por el presidente saliente Barack Obama en 2012.

Su designación permitiría a Trump trasmitir seguridad al sector de los moderados y a los aliados que se preocupan por un eventual salto a lo desconocido de su política exterior.

Pero Romney, exempresario de Utah, exgobernador de Massachussets (noreste), cuyo estilo es frecuentemente comparado al de John Kerry, no tiene pedigrí diplomático y durante la campaña presidencial trató al candidato Trump de "charlatán" y de "impostor".

Trump y Romney tampoco están de acuerdo sobre la postura sobre Rusia, reto número uno de las relaciones internacionales: mientras que el presidente electo quiere acercarse al presidente Vladimir Putin, Romney había dicho en 2012 que Moscú era el primer enemigo geopolítico de Washington.

- Los caciques, descontentos
Desde el miércoles, los caciques republicanos, fieles desde la primera hora al 45° presidente de Estados Unidos, critican sin tapujos la posibilidad de que Romney dirija la diplomacia.

"Me vienen a la mente 20 personas que serían naturalmente más compatibles con la visión de la política exterior de Trump", atacó en FoxNews Newt Gingrich, uno de los duros que también había sido mencionado como posible secretario de Estado.

"Estoy muy disconforme. Mitt hizo de todo para descarrilar a Donald Trump", protestó el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee, quien denunció "un insulto para los electores de Trump que trabajaron tan duro".

La muy cercana consejera del presidente electo Kellyanne Conway admitió incluso en un tuit este jueves que recibía una "catarata de comentarios privados y también en las redes sociales (contra) Romney".

Donald Trump nombró a su alrededor a hombres blancos, de cierta edad y, en su mayoría, muy rígidos sobre la inmigración o la lucha contra el fundamentalismo islámico.

Entre ellos, Jeff Sessions, como fiscal general; el general retirado Mike Flynn, asesor sobre Seguridad Nacional, y el editor de extrema derecha Steve Bannon, jefe de estrategia.

El miércoles, sin embargo, el futuro presidente inyectó una dosis de diversidad al nombrar embajadora ante Naciones Unidas a Nikki Haley, gobernadora de Carolina del Sur e hija de inmigrantes indios, aunque sin experiencia internacional, y a otra mujer, Betsy DeVos, para Educación, ambas conservadoras.

El general James Mattis, militar respetado, es el favorito para el Pentágono y Steve Mnuchin, exbanquero en Goldman Sachs, podría dirigir el departamento del Tesoro.
Este jueves no se esperan nuevos anuncios.

Las familias estadounidenses se reunieron en torno al tradicional pavo de Acción de Gracias en un país dividido después de la victoria de Donald Trump, que sumó la mayoría de grandes electores (290, contra 232 para Clinton), pero con dos millones de votos menos que la candidata demócrata.

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